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Ermita de San Sebastián


Ermita de San SebastiánPopularmente conocida como Ermita “del Santo”, la encontramos dentro del casco urbano, en la calle Mayor Alta, entre las calles de San Sebastián y El Santo.

Sobre el origen de esta ermita se dice que inicialmente fue una venta propiedad de un tal Juan Maese Ambrosio Sánchez Gómez, cuya hija enfermó. El padre pidió a la Virgen su curación, prometiendo donar la venta para construir una iglesia. Así fue, y durante el siglo XVI el edificio fue reconstruido.

Se menciona en las Relaciones de Felipe II (1575) entre las ermitas señaladas, y bajo el mismo título, como hospital para hospedar a los clérigos y frailes que vengan mendigando. Se afirma que este hospital estaba bajo el amparo del concejo y lo dejó para este efecto un vecino llamado Juan Martínez del Cojo.

Fuentes documentales nos aportan nuevos datos sobre esta ermita, como que en 1567 fue necesario vender la yerba de las dehesas para construirla y que en 1588 aún no se había concluido su construcción.

Las últimas investigaciones nos hacen considerar incongruente que un edificio fuese a la vez ermita y hospital, teniendo en cuenta las características arquitectónicas que cada edificio requiere y las que presenta la dicha ermita. Puede que el hospital, aunque estuviese bajo la misma advocación que la ermita, estuviese ubicado en otro lugar. Es más probable que el denominado Convento del Verdinal no fuese tal convento, sino precisamente el Hospital del “Señor San Sebastián”.

La planta es de cruz latina con ábside de tres lados y coro elevado en los pies. Fábrica de mampostería con sillares en las esquinas y gruesos contrafuertes en el exterior. Tiene dos portadas: la del Mediodía con arco de medio punto adovelado y enmarcado con pilastras que arrancan a la altura de las impostas del arco y sujetan un entablamento. Sobre éste, y en el eje de simetría, se apoya una hornacina de concha con dentículos, enmarcada a su vez por pilastras de fuste estriado sobre pedestal, sujetando un entablamento con triglifos y cornisa denticulada. La portada del piecero es semejante a la anterior: un arco de medio punto, adovelado, enmarcado por marbetes o pilastras que arrancan a la altura de las impostas y sujetan entablamento y cornisa. Sobre el eje de simetría, óculo redondo.

Está cubierta de madera en el cuerpo de la nave, aunque originariamente contaba con un artesonado mudéjar. Ambas gualderas o maderos principales del armazón descansan en el extradós de los arcos, de los que se conservan sin coberturas el que da paso al presbiterio, que es de sillería y está montado sobre finas columnas cilíndricas. En el coro quedan las vigas cuadrales.

La capilla mayor, de forma hexagonal irregular, tenía techumbre de lacería, pero sólo se conserva la tablazón que sirvió de soporte. El friso, que recorre todo el perímetro de la ermita, está decorado con talla de espejos y círculos radiales, enmarcados por moldura de palmetas en la parte superior, y cuerda y dentículos en la inferior.
A principios de los años cincuenta se llevó a cabo la restauración del edificio.

 

 

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