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El buen tiempo ha marcado el transcurso de los días dedicados a la conmemoración de la pasión y muerte del Señor Jesucristo en Mota del Cuervo.  

El miércoles santo tuvo lugar el tradicional Vía-Crucis penitencial, en el que los componentes de la Hermandad de los Crucíferos de la Caridad, evocaron los diferentes momentos vividos por Jesús de Nazaret desde su prendimiento.

Ya el Jueves Santo, una vez finalizados los Oficios celebrados en la Parroquia de San Miguel Arcángel, tuvo lugar la salida de la procesión que contó con la participación de un gran número de cofrades de las distintas hermandades y donde la música también tuvo un papel protagonista.

El habitual recorrido fue testigo del paso de Nuestro Señor Amarrado a la Columna, una talla de Salvador Furió, portado a hombros de sus banceros y acompañados por filas de nazarenos y mantillas. Poco después Jesús de Medinaceli se alzaba entre el gentío bajo la mirada atenta de niños y mayores y tras él, la Virgen de la Esperanza y Caridad.

Es hora de cargar con la cruz, Jesús “el pequeño” como así le llaman hizo, abría paso al trono de Jesús Nazareno, una hermosa talla del imaginero Marco Pérez, que cruzaba la puerta principal con un silencio imponente y con la austeridad que caracteriza a la Hermandad de Ntro Padre Jesús Nazareno.

Y llegado al Calvario le crucificaron como a un malhechor, penitentes de pasión que cargaban al Cristo del Perdón. La hermandad de San Juan Evangelista, su discípulo amado le siguió. Sones de cornetas y tambores a la salida de la penúltima imagen, la de San Juan Evangelista, obra del escultor José Barbero y el paso del Cristo de la lanzada.

Y para cerrar la procesión Virgen de la Soledad, firmeza al tiempo que inquietud acompañaron a esta imagen que con mirada de dolor no perdió detalle del desfile.

Un respetuoso silencio, sólo roto por el sonido de los tambores de los cofrades, fue la tónica predominante en la procesión del viernes santo en la que han participado las hermandades del Cristo Amarrado a la Columna, San Juan Evangelista, Cristo del Perdón, Ntro Padre Jesús Nazareno y el Santo Sepulcro, escoltado por casi una veintena de militares y la Virgen de la Soledad.

El sábado Santo, en la parroquia de San Miguel Arcángel, tuvo lugar la celebración de la Vigilia Pascual, con los ritos de la bendición del Fuego Nuevo y la procesión del cirio Pascual, que anunciaban la conmemoración de la resurrección de Jesucristo.

Ya el Domingo, y siguiendo con esta celebración, la Hermandad de la Sagrada Cena y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo y Nuestra Señora de la Aurora, protagonizo la lucida procesión de domingo de resurrección con el tradicional encuentro que tuvo lugar en la Plaza Mayor, para posteriormente trasladarse a la parroquia, donde se celebró la Santa Misa, poniendo final a la Semana Santa.

 

 

 

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