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A menos de un mes para la reapertura de la Escuela Infantil Balú, su directora, María José Rodrigo, nos ha mostrado cómo ha quedado el Centro después de cinco meses de trabajo, en los que se han mejorado las instalaciones, los protocolos de protección tanto para usuarios como para el equipo de trabajo, así como las líneas pedagógicas del centro apostando, por una nueva forma de trabajar.

La Concejala de Bienestar Social e infancia, Jessica Mínguez, ponía en valor el esfuerzo realizado por parte de todas las trabajadoras de este servicio durante el confinamiento, transformando el aspecto de ambos centros, y confeccionando una nueva propuesta Didáctica a la que puede asegurar, “han puesto toda la ilusión del mundo, además de hacerlo en un tiempo récord”.

La Escuela Infantil se ha pintado por completo, aula por aula, ambientado con motivos infantiles todas las paredes y cada rincón del centro. Por supuesto, se han desinfectado y plastificado las paredes de cada una de las aulas, así como todo el material.

En el Centro de El Santo se han forrado los pasillos con paneles acolchados que mejorarán la seguridad de los más pequeños. Una iniciativa que se tenía en mente, sobre todo teniendo en cuenta que las paredes eran de piedra, y que gracias a estos meses de parón en la actividad normal del centro, se ha podido realizar.

El Centro, que abrirá sus puertas el próximo 1 de septiembre, cuenta con un Plan de Inicio y un Plan de Contingencia donde viene recogido un protocolo de actuación para la nueva normalidad establecida.

La seguridad, para la vuelta a las aulas, es uno de los principios fundamentales. Esa seguridad pasa por establecer unas aulas burbujas, con una ratio del 75% de su capacidad, donde nuestros usuarios puedan desarrollarse, jugar, aprender y sobre todo formarse con total seguridad, ya que la limpieza y la desinfección tanto del aula, como de los materiales será constante.

Según su directora, “Las aulas burbujas nos ayudarán, a que, en caso de contagio, el abanico de posibles infectados sea menor, también ayudará a que, si solo hay contagio en un aula, esa se cerraría por protocolo y el resto del centro, al no haber tenido contacto entre si unas aulas con otras, podrá permanecer abierto, asegurando de esta manera el servicio”.

La entrada al centro cada alumno la realizará por las entradas que tiene cada una de las aulas al exterior, evitando de esa manera la entrada de los adultos al interior del centro.  Para que todo se haga de manera divertida, se han pintado distintas huellas de animales en el acerado y unas flechas que indican cual es el aula al que corresponde cada recorrido y cuál es la dirección a seguir para poder entrar a cada aula.

El protocolo contempla la recogida de temperatura antes de la entrada, para garantizar que todas las personas que aceden al centro están sin fiebre o febrícula.

Como ya explicábamos, el Centro contará con una nueva propuesta didáctica en la que se trabajará por proyectos. Esta metodología, se basa fundamentalmente, en la necesidad de favorecer el desarrollo natural de las aptitudes de los alumnos y alumnas a través de la autodirección, la exploración, el descubrimiento, la práctica, la colaboración, el juego, la concentración profunda, la imaginación y la comunicación. Esto aleja un poco al centro de la pedagogía tradicional.

Según Rodrigo, “El aprendizaje lo basaremos en cosas reales de su entorno, de su mundo, ya que esto ayudará a los niños/as a entender mejor el entorno que los rodea, esto les dará más seguridad en ellos mismos y les ayudará a entender y ordenar mejor sus experiencias vitales”.

 

 

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